martes, 17 de noviembre de 2009

MINISTRO LAVANDEIRA UN BUEN DISCIPULO DEL PATRON DE ESTANCIA RODRIGUEZ SAÁ...
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Prepotente y altivo
El ministro del Campo auspicia la justicia por mano propia
Altanero, arrogante, despectivo. Así actuó el ministro del Campo Sebastián Lavandeira cuando le preguntaron sobre la ayuda para los sectores afectados por los incendios: ¡que le vayan a pedir ayuda a sus vecinos que prendieron fuego! fue la respuesta, alentando la pelea de pobres contra pobres.



Tanto va el cántaro a la fuente!!! que terminó creyéndose también él patron de estancia. Si bien es cierto que hubo manos anónimas que en muchos casos encendieron el fósforo para que miles de hectáreas fueran arrasadas por el fuego, no es menos cierto que el Estado tiene un rol esencial en estos temas. No puede dejar la justicia en manos de los ciudadanos. Tiene la obligación de investigar y dilucidar quien o quienes fueron los responsables de los incendios. Hasta ahora, salvo una poco clara denuncia sobre el que originó el primer foco igneo, el Estado ha permanecido ausente en este tema.

Y ha permanecido ausente a pesar de que hubo dos personas muertas en el medio, otra en grave estado y miles de hectáreas arrasadas por el fuego, animales muertos y pastizales desaparecidos.

Así como es cierto que hubo incendios forestales que pueden haber sido intencionales, también es cierto que no pueden pagar justos por pecadores y que el gobierno se tomó de esa situación para decir que los pequeños productores incendiaban sus campos para recibir una bolsa de maíz. Una mentira tan grande como la hipocresía de los que la sostienen.

Nada dicen, por ejemplo de la falta de políticas que tiene la provincia con el manejo del fuego; la falta de recursos de los Bomberos Voluntarios de toda la geografía sanluiseña; la inoperancia para actuar con celeridad de las fuerzas conjuntas.

El ministro Lavandeira ayer actuó como patrón de estancia. Alentó la justicia por mano propia. No debería hacerlo alguien que ocupa un rol tan importante en el Estado. Si no se da cuenta solo, que alguien se lo diga. O que le diga que se vaya.
Informe: Gustavo Senn gustavosenn@gmail.com
http://www.periodistasenlared.info/noviembre09-17/nota2.html