jueves, 7 de enero de 2010

REDRADO Y RODRIGUEZ SAÁ: QUE SE LO HAGAN A CRISTINA, PERO CONMIGO NI SE ATREVAN...

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Conflicto en el Banco Central
Rodríguez Saá dice que Redrado debe mantenerse firme en su puesto
El gobernador de San Luis, Alberto Rodríguez Saá se sumó anoche a las voces de la oposición que apoyan la decisión del presidente del Banco Central de la República Argentina, Martín Redrado, de mantenerse en su cargo y no entregar los 6.500 millones de dólares para el denominado Fondo del Bicentenario para el Desendeudamiento.
HAZ LO QUE YO DIGO PERO NO LO QUE YO HAGO
Ahhhh...y no olvidarse del Art. 10 del Presupuesto Provincial que permite hacer lo que hoy le critican al P.E. Nacional...




Anoche, en el programa A Dos Voces, que se emite por TN, el mandatario puntano refirió a la demanda que presentó la provincia contra el decreto de necesidad y urgencia que firmó la presidenta destinando esos fondos de la reserva del BCRA para el pago de deuda con organismos y acreedores internacionales.
Sostuvo además, que Redrado debe continuar en el cargo, ya que no es facultad de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner su remoción.
En relación al pedido público de denuncia que realizó el jefe de gabinete, Rodríguez Saá ironizó: "lo que tendría que haber hecho Redrado es pedirle la renuncia al Jefe de Gabinete", ya que "ninguno de los dos tiene facultades para hacerlo".
Informe: Gustavo Senn gustavosenn@gmail.com
http://www.periodistasenlared.info/enero10-07/nota2.html
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¿Y POR CASA COMO ANDAMOS ?
"....a la deriva como la balsa de Robinson Crusoe ..."

Nos atrevemos a decir que es un brillante abogado pero un gobernador con graves fallas en el gerenciamiento.-
El atropello a la autonomía municipal quedó al descubierto con el desbaratamiento de la adjudicación a la UTE Santa Fe,y los gravísimos vicios constructivos de la aventura improvisada en Pioneros para justificar el fracaso del plan inicial mas el desorden y discrecionalidad secreta de las SAPEM ,son un botón que sobra como muestra de la disconformidad creciente de la población sanluiseña.
Ni que hablar del fracaso del meneado Plan de Inclusión dejado a la deriva como la balsa de Robinson Crusoe cuando perdió el rumbo en su intento de regreso.-
Su continua ausencia de la Provincia y el despilfarro de los dineros públicos en carreras,carnavales y propaganda ,demuestran su cansancio en un cargo que parece haber sido asumido mas por compromiso que por vocación ,todo lo que nos preocupa sobremanera y que debe ser corregido.-
Con una oposición con poca imaginación creadora y mutilada en iniciativas por un complejo de inferioridad neuronal frente a un gran jugador de ajedrez ,que un año antes de cada elección le elije la jugada partidista y prepara el jaque mate que se lee en la noche de los comicios.-(*)
Transparencia Provincial


(*) Historiemos los casos como divide a la oposición:
Consiguió que el jefe de la Fuerza Aéra obligara a Di Risio a ser candidato del centro que se llevó casi 20.000 votos decisivos que le permitió derrotar una vez más a la UCR.-
Cuando se dictó la "Ley Ipiña" que logró la aberración de una prescripción por medio de una caducidad.
El caso de la la candidata Daract que le impidió a Endeiza ser intendente de Juana Koslay, en los últimos comocios.-
Cuando compró al diputado radical Rios ,y tantos otros casos que los "bravos opositores" negociaron con generoso beneficio personal .
No vieron o no lo quisieron ver, y cayeron en las trampas que los han dejado escaldados y sin confianza en el electorado opositor que demostró ser mayoría en la ùltima elección.-
HAZ LO QUE YO DIGO PERO NO LO QUE YO HAGO
Ahhhh...y no olvidarse del Art. 10 del Presupuesto Provincial que permite hacer lo que hoy le critican al P.E. Nacional.-

Publicado por CONTROL POPULAR ARGENTINO
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ECHÓ POR DECRETO AL TITULAR DEL BCRA Y LO DENUNCIARÁ PENALMENTE
CFK: "Esperábamos (de Redrado) un ejercicio responsable, pero ya está"

La Rosada ninguneó al Congreso. La iniciativa cobró forma luego de que el funcionario se negara a entregar US$ 6.569 millones para pagar deuda y se atrincherara en su puesto. El decreto lo acusa de "mala conducta e incumplimiento de los deberes de funcionario público". Pesce, interino. Blejer, el candidato.



El decreto con el que Cristina echó a Redrado del Central
El gobierno lanzó una dura embestida para sacar de su cargo al presidente del Banco Central, Martín Redrado, la cual espera sea definitoria. Tras una convocatoria de urgencia de la presidenta Cristina Kirchner a todo su gabinete, la jefa de Estado y sus ministros firmaron un decreto para removerlo por "mala conducta e incumplimiento de los deberes de funcionario público".
"Remuévase del cargo de presidente del Banco Central al licenciado Hernán Martín Pérez Redrado por incurrir en mala conducta e incumplimiento de los deberes de funcionario público", dice el primer artículo de los cuatro que conforman el decreto. En otro, señala: "ordénese al Procurador General de la Nación a proceder a presentar la denuncia respectiva ante la autoridad judicial".
Desde La Matanza, donde fue a presidir un acto de AySA tras la reunión que convocó de urgencia para obtener el aval de todos los ministros, Fernández de Kirchner tuvo un fugaz diálogo con la prensa para justificar su decisión."El Banco Central no es unipersonal, porque es un organismo colegiado y tiene que funcionar todo su directorio.
Esperábamos (de él) un ejercicio responsable, pero ya está", dijo Cristina y comparó la situación con la que se vivió con el ex titular del Central Pedro Pou en 2001, aunque ahora -dijo- "se sumó el tema del incumplimiento de deberes de funcionario público y tambien sobre funciones inherentes como no estar en reuniones de directorio".
Agregó que "el vicepresidente del Banco Central (Miguel Angel Pesce) ejercerá la presidencia de la institución hasta que asuma su nuevo titular". Más tarde, el ministro Amado Boudou dijo que Mario Blejer "llegará al país la semana que viene y vamos a seguir charlando. Para nosotros es él el nuevo presidente del Banco Central".
Con esta embestida se cristalizó el planteo que el miércoles había adelantado el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, quien ante el empaque de Redrado en su sillón advirtió que llevarían el asunto a la Justicia.La negativa de Redrado a dejar la presidencia del Central disparó movimientos sorpresivos para encontrarle una salida al asunto. En esos estuvo la aparición de Cristina en Casa Rosada, pasadas las 11, cuando nadie la esperaba. Los llamados empezaron a salir y, de a poco, fueron llegando uno a uno sus ministros. Por la explanada se vio llegar a los ministros de Salud, Juan Manzur; de Ciencia y Tecnología, Lino Barañao; de Desarrollo Social, Alicia Kirchner y de Educación, Alberto Sileoni. Minutos después, aparecieron los pesos pesados: detrás del canciller Jorge Taiana y la ministra de Industria y Turismo, Débora Giorgi, llegaron los ministros de Planificación, Julio De Vido y de Economía, Amado Boudou, quienes permanecen aún en casa de gobierno. Poco antes se había retirado del lugar el Secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini, una de las pocas voces que los Kirchner –tanto Néstor como Cristina- consideran calificada a la hora de tomar decisiones clave.
La jugada de Cristina fue la primera medida personal desde que surgió el conflicto. Hasta aquí, había sido Aníbal el responsable del Ejecutivo en manejar públicamente la estrategia y Boudou el vocero que intentaba, sin éxito, contener el incendio.La situación llevó a que Cristina analice seriamente suspender su habitual viaje a “su lugar en el mundo”, como le gusta llamar a la ciudad de El Calafate, donde los Kirchner poseen una mansión –entre otras propiedades- en la que suelen recluirse los fines de semana o, históricamente, para pasar las tormentas.
Para la tarde de este jueves, la jefa de Estado tiene agendada una visita a las obras de construcción de la planta potabilizadora por tratamiento por ósmosis inversa de la empresa Aguas y Saneamientos Argentinos (AySA) ubicada en la localidad de Virrey del Pino, en el partido bonaerense de La Matanza.Fuente: DyN y Télam
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Por Carlos Eichelbaum
¿A quién le corresponde el manejo de la política monetaria de un país?

La disputa alrededor del anunciado Fondo del Bicentenario, el uso de reservas del Banco Central y la continuidad o no de Martín Redrado al frente de esa institución es, de alguna manera, asimilable a la que estalló en marzo de 2008 por las retenciones a las exportaciones de granos: como ésa, tiene ulterioridades potenciales preocupantes para la gobernabilidad, y también se le parece en cuanto al uso de discursos engañosos, disimuladores, por parte de los protagonistas del conflicto. En todo caso, y más allá de las intenciones mostradas hasta ahora, al respecto, por esos protagonistas, está en juego un problema central: ¿a quién le corresponde el manejo de la política monetaria de un país?

Hito conceptual del país neoliberal y de hegemonía del capital financiero, la “independencia” del Banco Central es un instrumento claramente funcional a la estrategia de evitar cualquier intención alternativa a un modelo de acumulación y organización de la producción establecido. No en vano la ley que consagró el instituto, la 24.144 de Carta Orgánica del Banco Central, fue aprobada y promulgada en pleno auge del menemismo, en octubre de 1992. El ministro de Economía era entonces Domingo Cavallo, el mismo que en una gestión ya famosa al frente del Banco Central de menos de dos meses, diez años antes y en la última etapa de la dictadura militar, había dejado bien en claro para qué puede servir que la política monetaria de un país se maneje desde la cúpula del sistema financiero. Había decidido y ejecutado ni más ni menos que la socialización de la deuda externa privada.

Lo cierto es que, a partir de 1992, y con excepciones más bien marginales dentro del sistema político-partidario, toda la dirigencia asumió como un principio inalterable la pérdida por parte de los sucesivos gobiernos democráticos de la capacidad de manejar, de controlar, la herramienta principal para cualquier diseño de política monetaria.

También es cierto que esa generalizada reverencia a una concepción tan paradigmáticamente neoliberal, tan de los ’90, no impidió que los distintos sectores políticos, en sus etapas de manejo de resortes importantes del Poder Ejecutivo, convirtieran el principio en una abstracción ideológica en función de las necesidades cotidianas de la política económica.

Roque Fernández, el titular del Banco Central cuando se hizo ley su autonomía, pero ya como ministro de Economía de Menem, y Pedro Pou, su sucesor en el BCRA, acordaron en diciembre de 1996, por ejemplo, un fondo de garantía de liquidez para el sistema bancario argentino mediante la concesión de una línea de crédito por u$s6.100 millones –observar la similitud con los 6.500 millones de reservas que Redrado no liberó para el Fondo del Bicentenario– por parte de un comité de trece bancos norteamericanos y europeos encabezado por el Chase Manhattan Bank. La historia demostró, pese a la actual amnesia de tantos políticos de la oposición y economistas opinadores extasiados entonces por la política económica menemista, que esas operaciones de endeudamiento eterno afectaron gravemente la estabilidad real de la moneda argentina, ese valor que el Banco Central debe preservar sin aceptar “injerencias” del Ejecutivo según el estatuto neoliberal.

Ni hablar de los atentados contra la estabilidad y solidez del peso ejecutados después por el reaparecido Domingo Cavallo del gobierno radical de Fernando de la Rúa, con las políticas de “blindaje”, “megacanje” y demás yerbas con las que se corrió alegremente hasta el desastre de diciembre de 2001, mientras los bancos fugaban divisas sin parar. El “megacanje”, especialmente, constituyó un brillante negocio para algunos bancos privados internacionales, especialmente el JP Morgan, uno de cuyos ejecutivos más brillantes, Alfonso Prat Gay, llegó después, ya con Eduardo Duhalde en la Rosada, a la presidencia del Banco Central, en diciembre de 2002, después de que sus antecesores, Mario Blejer –el mismo que el Gobierno quiere ahora como sucesor de Redrado– y Aldo Pignanelli renunciaran sucesivamente por sus desavenencias con el entonces ministro de Economía Roberto Lavagna –el mismo que ahora cuestiona la “injerencia” kirchnerista–, de quien decían que no respetaba el principio de independencia de la entidad guardiana de la política monetaria.

Redrado también llegó al Banco Central, en septiembre de 2004, cuando el gobierno de Néstor Kirchner decidió no renovar el mandato de Prat Gay porque no coincidía en los criterios con los que Lavagna preparaba el plan de renegociación de la deuda en default concretado en 2005.
Queda claro que en la Argentina de las últimas décadas el tema del Banco Central y la política monetaria está estrechamente ligado con un eje de nuestra realidad económica, social y política, el del endeudamiento.

Hoy, esa estrecha relación sigue claramente vigente. Tanto como los radicales, con el poder en el Ejecutivo y en el Legislativo en aquel momento, el resto de la dirigencia política, incluida la del kirchnerismo, siempre hicieron como si no existiera el fallo que dio a conocer en el año 2000 el ahora camarista Jorge Ballestero sobre la causa por el endeudamiento externo argentino abierta dieciocho años antes por Alejandro Olmos. Las investigaciones y peritajes llevados a cabo esos años habían demostrado, así lo dice el fallo, el nivel de fraudulencia e ilegitimidad de buena parte de la deuda externa, y la complicidad de los ministros y funcionarios del área económica, desde la dictadura en adelante, y también de bancos privados y de los organismos financieros internacionales, con las operaciones fraguadas de endeudamiento. El fallo exhortaba al Congreso a retomar sus facultades constitucionales de “entender” sobre la deuda y actuar en consecuencia.

Muchos de los dirigentes que hoy descubren la importancia que tiene que un gobierno soberano pueda manejar los instrumentos de política monetaria, como el Banco Central, sólo lo hacen en función de la necesidad de usar reservas como garantía de la deuda, en lugar de pensar en usarlas como instrumento de una estrategia vigorosa de crecimiento productivo y cambio social. No hay tanta diferencia con los sectores de la oposición que en sus respectivos tiempos no cuestionaron atentados contra la moneda y la economía nacionales y sólo cuestionan el uso de reservas porque creen que para pagar deuda, como en la década de los ’90, hay que volver a endeudarse.
http://www.elargentino.com/nota-72869-A-quien-le-corresponde-el-manejo-de
-la-politica-monetaria-de-un-pais.html