jueves, 18 de septiembre de 2014

DIVISION DE LA CIUDAD DE SAN LUIS, EL DIA DE LA GRAN DERROTA DE RODRIGUEZ SAA EN MANOS DE LOS VECINOS...



La Municipalidad impulsa movilización para recordar cuando se impidió  dividir la ciudad

Acto y homenajes a 14 años de la pueblada que impidió la división de  San Luis

18 de septiembre- A 14 años de la pueblada que impidió la división de  la ciudad
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La Municipalidad impulsa movilización para recordar cuando se impidió  dividir la ciudad   
 
Desde la Municipalidad se impulsa para hoy una movilización de sus  empleados hacia la Legislatura para conmemorar el 14º aniversario de  las protestas que liquidaron las intenciones de los hermanos Rodríguez  Saá de dividir la Ciudad de San Luis en cuatro municipios porque el ex  intendente Carlos Ponce había sido reelecto. A pesar del tiempo  transcurrido, los sucesos ocurridos a partir de una de las represiones  más brutales en la historia de San Luis siguen vivos en la memoria de  los puntanos.

Pero la historia empieza mucho antes del 18 de septiembre de 2000,  mejor dicho: ese día se cancela de manera drástica uno de los intentos  autoritarios más nefastos urdidos por los Rodríguez Saá luego de una  derrota electoral. El 24 octubre de 1999 la Alianza UCR-Frepaso ganó  las elecciones generales y depositó como presidente de los argentinos  a Fernando De la Rúa. En San Luis fue reelecto Adolfo Rodríguez Saá,  pero en la Intendencia Municipal de la Ciudad de San Luis, Carlos  Ponce dio un batacazo y derrotó de manera contundente al candidato del  gobierno provincial relegándolo a un cuarto puesto. Ponce ganó,  segundo fue Raúl  Laborda, tercero Javier Cacace y cuarto Hugo Marín.

Pero desde antes de las elecciones de octubre, cuando ya los sondeos  de opinión indicaban que Carlos Ponce tenía posibilidades ciertas de  conseguir la reelección, los Rodríguez Saá echaron a rodar un rumor  que pasadas las elecciones y con la derrota confirmada se transformó  en un proyecto de ley. El rumor decía que si Carlos Ponce ganaba,  terminaría siendo el intendente de la Plaza Pringles, porque entonces  los hermanos Rodríguez Saá utilizarían su abrumadora supremacía en la  legislatura para dividir la Ciudad de San Luis en cuatro municipios.

En el mes de abril del año 2000, el proyecto comenzó a circular de  manera solapada y entonces los Rodríguez Saá acuñaron uno de sus  típicos eufemismos y pretendieron que se hablara en los medios de  comunicación de la "creación de cuatro municipios". Los empleados  municipales, al ver que corría peligro su futuro laboral debido a que  la mayoría estaban marcados como "poncistas", de inmediato avisaron  que no tolerarían que los Rodríguez Saá desconocieran el resultado  electoral y que ante el mínimo atisbo de votación del trasnochado  proyecto, saldrían a la calle.

Pasaron cinco meses en que los Rodríguez Saá intentaron de todo para  convencer a los vecinos de San Luis para que aceptaran la división de  la Ciudad, pero todos los intentos fueron vanos. El 13 de septiembre  la Cámara de Senadores votó favorablemente y los empleados municipales  junto a militantes y vecinos realizaron una asamblea en el Puente  Derivador, deliberación que se extendió hasta las 14.30, momento en el  que una votación decidió que era mejor ir a cortar la Ruta Nacional 7  a la altura del Desvío a Pescadores.

Dos días duró el corte porque Adolfo Rodríguez Saá exigió al Gobierno  Nacional que le ordenara al Destacamento que la Gendarmería tenía en  calle 25 de mayo casi San Martín que desalojara a los manifestantes de  la ruta pero, como esa orden nunca fue emitida por el Ministerio del  Interior, poco tiempo después el gobernador  le ordenó al entonces  ministro de Gobierno, Héctor Torino, que de inmediato echara a la  Gendarmería de la Provincia.

El Jefe de Policía interino era Alfredo Samper Battini y entonces el  médico forense tuvo que ir a parlamentar a la ruta con los  manifestantes. Hubo varias reuniones pero en todas la determinación de  los manifestantes fue que levantarían el corte solo cuando los  Rodríguez Saá retiraran el proyecto de la Legislatura. Llegó la  madrugada del 16 de septiembre y nuevamente Samper Battini al comando  de un escuadrón del COAR y con una resolución del juez Sabaíni Zapata,  se presentó en la ruta con evidentes intenciones de reprimir. El jefe  de policía interino se reunió con una comisión integrada por el  entonces concejal Sony García, Dardo Pérez, Daniel Pérsico, Julio  Fagés, Miriam Agúndez, Edgar Magallanes, Francisco Rosales, Oscar  Nellar y Daniel Sosa, entre otros.

El acuerdo fue que levantarían el corte de manera pacífica, pero los  manifestantes se movilizarían hacia la municipalidad para discutir  allí los próximos pasos. A las 6 de la mañana la caravana salió desde  el cruce hacia el Barrio 1 de Mayo y desde allí llegó hasta el  edificio de San Martín y Belgrano. Era sábado y el cansancio se  notaba, por lo tanto todos los manifestantes agrupados en la puerta de  la Municipalidad acordaron descansar unas horas y reunirse de nuevo al  día siguiente, o sea: el domingo 17.

La reunión del domingo se realizó con la movilización ya casi decidida  porque eran muy fuertes las versiones que indicaban que en la sesión  del 18 de septiembre el bloque de diputados del oficialismo le daría  la media sanción que al proyecto le faltaba, sin importar las  consecuencias. Lo único que faltaba discutir era desde dónde saldría  la movilización que encabezaría el intendente Carlos Ponce. La moción  que al final se impuso fue que los manifestantes se reunirían en  cuatro puntos de la Ciudad: Correo Central, Municipalidad de San Luis,  Plaza Independencia y Plazoleta Los Halcones.

Esa madrugada la Estatua de la Libertad del Casino New York amaneció  profusamente salpicada con bombitas de alquitrán y recuerda Daniel  Sosa que "A las nueve de la mañana en la puerta de la Municipalidad  creo que no llegábamos a las 300 personas y a las 10 salimos. Cuando  llegamos a la Plazoleta Los Halcones y subimos a la ruta nos  sorprendió la cantidad de gente que se había sumado  de manera  espontánea porque entonces ya éramos más de 2.000 manifestantes. La  primera valla estaba en el puente sobre el Río Seco. La segunda estaba  en la vereda de la Legislatura y la última estaba pegada a la puerta  de entrada de la Legislatura. Recuerdo que uno de los primeros en  desatar las vallas fue Caruso Petrino y luego se fueron sumando otros  hasta que llegamos a la puerta de vidrio"

Las pocas fotos de la época dan cuenta de una presencia heterogénea de  dirigentes políticos: Mauricio Zoppi y Marta Dip de Zoppi, Hugo  Saitúa, Charo Domeniconi, Daniel Achinelli, Martín Tozzeto, Daniel  Lusich, Sony García, Alejandro Quintana, Mirta Carrillo, los miembros  de la comisión directiva del gremio de los Trabajadores Viales.  Militantes como el "Pollo" Devia, Daniel Bustos, Miguel Reyes y Dorita  Adaro. Silvia Niño organizaba la prensa y mantenía informados a los  medios sobre las estrategias de los manifestantes. Dice Daniel Sosa  que se sorprendió al encontrarse entre los manifestantes al conocido  piloto de automovilismo "Feco" Smith, quien marchaba junto al  recientemente fallecido Juan Miguel Bustos. También había docentes  provinciales y  universitarios, además de autoridades de la UNSL.

Cuando los manifestantes desatan y derriban las dos primeras filas de  vallas, llegan hasta la puerta de vidrio Hugo Saitúa y Carlos Ponce,  quienes solicitan a la policía que estaba detrás del blindex una  reunión urgente con los legisladores. La respuesta se demora y de  golpe la presión de la gente revienta la puerta de vidrio y se desata  la represión. Desde adentro del edificio un policía toma una manguera  contra incendios pero los manifestantes se la arrebantan y el chorro  de agua no llega a salir.

Los policías que estaban dentro de la legislatura, a raíz de la rotura  del vidrio, se parapetan amenazantes detrás de las vallas y comienzan  a rociar los ojos de los manifestantes con gas pimienta. Vuelan las  primeras piedras y la policía contesta con gases y balas de goma, pero  corre viento norte y entonces a los represores la nube de gas se les  vuelve en contra. Algunos manifestantes con buena puntería embocan en  los ventanas rotas las bombas de estruendo que van a explotar en los  despachos mismos de los legisladores. Transcurren los minutos y lo que  para la policía era una batalla fácilmente ganable se ha vuelto una  pesadilla porque la mayoría de los policías que minutos antes  amenazaban con armas largas a los manifestantes, ahora vomitan en el  patio trasero de la Legislatura a causa de aspirar los gases de las  granadas policiales.

Rápidamente desaparecen las ambulancias, las cuales se dedican antes  que nada a evacuar policías intoxicados y aturdidos por las bombas de  estruendo. Se sabrá luego que varios diputados oficialistas también  usaron las ambulancias para huir fingiendo ataques de asma y dejando a  los manifestantes heridos a la buena de Dios. Mauricio Zoppi recibió  un escopetazo con balas de goma en la parte posterior de sus piernas,  Nicolás Fazio fue herido en el abdomen por una bala perdida de 9  milímetros  y Rolando Sarmiento, un militante de la Juventud Radical,  recibió el disparo artero de una granada de gas en pleno rostro.

Rolando Sarmiento recibe el disparo en el rostro y cayó desvanecido al  piso, y cuando Francisco Rosales con Saúl Fernández intentaron  socorrerlo, por varios minutos la policía que continuaba disparando a  todo lo que se moviera, les impidió acercarse al muchacho quien yacía  en el piso. Como pasaban los minutos y el cuerpo de Sarmiento no se  movía, y tampoco la ambulancia aparecía por ninguna parte, es que  comenzó a circular la versión de que la represión de los Rodríguez Saá  había matado a un manifestante.

Con la versión saliendo por todas las radios de que en la legislatura  la policía había matado a un muchacho, la afluencia de vecinos se  multiplicó aún más y, así como se acabaron rápidamente las  ambulancias, también a la policía se le acabaron las balas de goma y  los gases, y entonces los efectivos del COAR comenzaron a reprimir con  las mismas piedras que les habían arrojado un rato antes los  manifestantes.

Grupos de vecinos de los barrios lindantes a la Legislatura, quienes  no participaban activamente de la revuelta sino que miraban atónitos  la represión en la vereda de sus casas, también fueron reprimidos a  garrotazos por la caballería, quien comenzó a perseguir a los  manifestantes hasta las inmediaciones del hipermercado situado sobre  el costado norte de la Ruta 7.

A la Legislatura Provincial no le quedó un vidrio sano y fue entonces  que el Gobierno decidió enrejar por completo el edificio. Luego de la  pueblada quedaron algunas frases para la historia, como aquella  afirmación del entonces Fiscal de Estado, Estrada Dubor, (conocido  también como el "Lalo Blanco") quien afirmó desconcertado que "sin  dudas los que provocaron los disturbios fueron infiltrados traídos de  otras provincias" y cuando le preguntaron el porqué de tamaña  conjetura, el extraviado funcionario -a quien no le entraba la idea de  que los puntanos por sí solos se hubieran rebelado de semejante  manera-  respondió "porque las piedras encontradas dentro del edificio  no se corresponden con las existentes en los alrededores".
http://lagaceta-digital.com.ar/tempor/index.php? option=com_content&view=article&id=10944:la-municipalidad-impulsa- movilizacion-para-recordar-cuando-se-impidio-dividir-la-ciudad- &catid=1:latest-news&Itemid=50



Acto y homenajes a 14 años de la pueblada que impidió la división de  San Luis

Catorce años pasaron de la rebelión popular que liquidó las  intenciones de los hermanos Rodríguez Saá de dividir la Ciudad de San  Luis en cuatro municipios tan solo porque Carlos Ponce había desafiado  el mandato del oficialismo provincial, se había presentado como  candidato a la reelección y había relegado al cuarto lugar a Hugo  Marín, candidato impuesto por los Rodríguez Saá. A pesar del tiempo  transcurrido, los sucesos ocurridos a partir de una de las represiones  más brutales en la historia de San Luis siguen vivos en la memoria de  los puntanos.

 Pero la historia empieza mucho antes del 18 de septiembre de 2000,  mejor dicho: ese día se cancela de manera drástica uno de los intentos  autoritarios más nefastos urdidos por los Rodríguez Saá luego de una  derrota electoral. El 24 octubre de 1999 la Alianza UCR-Frepaso ganó  las elecciones generales y depositó como presidente de los argentinos  a Fernando De la Rúa.

En San Luis fue reelecto Adolfo Rodríguez Saá, pero en la Intendencia  Municipal de la Ciudad de San Luis, Carlos Ponce dio un batacazo y  derrotó de manera contundente al candidato del gobierno provincial  relegándolo a un indigno cuarto puesto. Carlos Ponce ganó, segundo fue  Raúl  Laborda, tercero Javier Cacace y cuarto Hugo Marín.

Pero desde antes de las elecciones de octubre, cuando ya los sondeos  de opinión indicaban que Carlos Ponce tenía posibilidades ciertas de  conseguir la reelección, los Rodríguez Saá echaron a rodar un rumor  que pasadas las elecciones y con la derrota confirmada se transformó  en un proyecto de ley.

El rumor decía que si Carlos Ponce ganaba, terminaría siendo el  intendente de la Plaza Pringles, porque entonces los hermanos  Rodríguez Saá utilizarían su abrumadora supremacía en la legislatura  para dividir la Ciudad de San Luis en cuatro municipios.

 En el mes de abril del año 2000 el proyecto comenzó a circular de  manera solapada y entonces los Rodríguez Saá acuñaron uno de sus  típicos eufemismos y pretendieron que se hablara en los medios de  comunicación de la “creación de cuatro municipios”. Los empleados  municipales, al ver que corría peligro su futuro laboral debido a que  la mayoría estaban marcados como “Poncistas”, de inmediato avisaron  que no tolerarían que los Rodríguez Saá desconocieran el resultado  electoral y que ante el mínimo atisbo de votación del trasnochado  proyecto, saldrían a la calle.

 Pasaron cinco meses en que los Rodríguez Saá intentaron de todo para  convencer a los vecinos de San Luis para que aceptaran la división de  la Ciudad, pero todos los intentos fueron vanos. El 13 de septiembre  la Cámara de Senadores votó favorablemente  y los empleados  municipales junto a militantes y vecinos realizaron una asamblea en el  Puente Derivador, deliberación que se extendió hasta las 14 30,  momento en el que una votación decidió que era mejor ir a cortar la  Ruta Nacional 7 a la altura del Desvío a Pescadores.

 Dos días duró el corte porque Adolfo Rodríguez Saá exigió al Gobierno  Nacional que le ordenara al Destacamento que la Gendarmería tenía en  calle 25 de mayo casi San Martín que desalojara a los manifestantes de  la ruta pero, como esa orden nunca fue emitida por el Ministerio del  Interior, poco tiempo después el gobernador  le ordenó al entonces  ministro de Gobierno, Héctor Torino, que de inmediato echara a la  Gendarmería de la Provincia.

 El Jefe de Policía interino era Alfredo Samper Battini y entonces el  médico forense tuvo que ir a parlamentar a la ruta con los  manifestantes. Hubo varias reuniones pero en todas la determinación de  los manifestantes fue que levantarían el corte solo cuando los  Rodríguez Saá retiraran el proyecto de la Legislatura.

Llegó la madrugada del 16 de septiembre y nuevamente Samper Battini al  comando de un escuadrón del COAR y con una resolución del juez Sabaíni  Zapata, se presentó en la ruta con evidentes intenciones de reprimir.  El jefe de policía interino se reunió con una comisión integrada por  el entonces concejal Sony García, Dardo Pérez, Daniel Pérsico, Julio  Fagés, Miriam Agúndez, Edgar Magallanes, Francisco Rosales, Oscar  Nellar y Daniel Sosa, entre otros.

El acuerdo fue que levantarían el corte de manera pacífica, pero los  manifestantes se movilizarían hacia la municipalidad para discutir  allí los próximos pasos. A las 6 de la mañana la caravana salió desde  el cruce hacia el Barrio 1 de Mayo y desde allí llegó hasta el  edificio de San Martín y Belgrano. Era sábado y el cansancio se  notaba, por lo tanto todos los manifestantes agrupados en la puerta de  la Municipalidad acordaron descansar unas horas y reunirse de nuevo al  día siguiente, o sea: el domingo 17.

La reunión del domingo se realizó con la movilización ya casi decidida  porque eran muy fuertes las versiones que indicaban que en la sesión  del 18 de septiembre el bloque de diputados del oficialismo le daría  la media sanción que al proyecto le faltaba, sin importar las  consecuencias. Lo único que faltaba discutir era desde dónde saldría  la movilización que encabezaría el Intendente Carlos Ponce. La moción  que al final se impuso fue que los manifestantes se reunirían en  cuatro puntos de la Ciudad: Correo Central, Municipalidad de San Luis,  Plaza Independencia y Plazoleta Los Halcones.

 Esa madrugada la Estatua de la Libertad del Casino New York amaneció  profusamente salpicada con bombitas de alquitrán y recuerda Daniel  Sosa que “A las nueve de la mañana en la puerta de la Municipalidad  creo que no llegábamos a las 300 personas y a las 10 salimos. Cuando  llegamos a la Plazoleta Los Halcones y subimos a la ruta nos  sorprendió la cantidad de gente que se había sumado  de manera  espontánea porque entonces ya éramos más de 2000 manifestantes.

 La primera valla estaba en el puente sobre el Río Seco. La segunda  estaba en la vereda de la Legislatura y la última estaba pegada a la  puerta de entrada de la Legislatura. Recuerdo que uno de los primeros  en desatar las vallas fue Caruso Petrino y luego se fueron sumando  otros hasta que llegamos a la puerta de vidrio”

 Las pocas fotos de la época dan cuenta de una presencia heterogénea  de dirigentes políticos: Mauricio Zoppi y Marta Dip de Zoppi, Hugo  Saitúa, Charo Domeniconi, Daniel Achinelli, Martín Tozzeto, Daniel  Lusich, Sony García, Alejandro Quintana, Mirta Carrillo, los miembros  de la comisión directiva del gremio de los Trabajadores Viales.  Militantes como el “Pollo” Devia, Daniel Bustos, Miguel Reyes y Dorita  Adaro.

Silvia Niño organizaba la prensa y mantenía informados a los medios  sobre las estrategias de los manifestantes. Dice Daniel Sosa que se  sorprendió al encontrarse entre los manifestantes al conocido piloto  de automovilismo “Feco” Smith, quien marchaba junto al recientemente  fallecido Juan Miguel Bustos. También había docentes provinciales y   universitarios, además de autoridades de la UNSL.

 Cuando los manifestantes desatan y derriban las dos primeras filas de  vallas, llegan hasta la puerta de vidrio Hugo Saitúa y Carlos Ponce,  quienes solicitan a la policía que estaba detrás del blindex una  reunión urgente con los legisladores. La respuesta se demora y de  golpe la presión de la gente revienta la puerta de vidrio y se desata  la represión. Desde adentro del edificio un policía toma una manguera  contra incendios pero los manifestantes se la arrebantan y el chorro  de agua no llega a salir.

 Los policías que estaban dentro de la legislatura, a raíz de la  rotura del vidrio, se parapetan amenazantes detrás de las vallas y  comienzan a rociar los ojos de los manifestantes con gas pimienta.  Vuelan las primeras piedras y la policía contesta con gases y balas de  goma, pero corre viento norte y entonces a los represores la nube de  gas se les vuelve en contra.

Algunos manifestantes con buena puntería embocan en los ventanas rotas  las bombas de estruendo que van a explotar en los despachos mismos de  los legisladores. Transcurren los minutos y lo que para la policía era  una batalla fácilmente ganable se ha vuelto una pesadilla porque la  mayoría de los policías que minutos antes amenazaban con armas largas  a los manifestantes, ahora vomitan en el patio trasero de la  Legislatura a causa de aspirar los gases de las granadas policiales.

 Rápidamente desaparecen las ambulancias, las cuales se dedican antes  que nada a evacuar policías intoxicados y aturdidos por las bombas de  estruendo. Se sabrá luego que varios diputados oficialistas también  usaron las ambulancias para huir fingiendo ataques de asma y dejando a  los manifestantes heridos a la buena de Dios. Mauricio Zoppi recibió  un escopetazo con balas de goma en la parte posterior de sus piernas,  Nicolás Fazio fue herido en el abdomen por una bala perdida de 9  milímetros  y Rolando Sarmiento, un militante de la Juventud Radical,  recibió el disparo artero de una granada de gas en pleno rostro.

 Rolando Sarmiento recibe el disparo en el rostro y cayó desvanecido  al piso, y cuando Francisco Rosales con Saúl Fernández intentaron  socorrerlo, por varios minutos la policía que continuaba disparando a  todo lo que se moviera, les impidió acercarse al muchacho quien yacía  en el piso. Como pasaban los minutos y el cuerpo de Sarmiento no se  movía, y tampoco la ambulancia aparecía por ninguna parte, es que  comenzó a circular la versión de que la represión de los Rodríguez Saá  había matado a un manifestante.

 Con la versión saliendo por todas las radios de que en la legislatura  la policía había matado a un muchacho, la afluencia de vecinos se  multiplicó aún más y, así como se acabaron rápidamente las  ambulancias, también a la policía se le acabaron las balas de goma y  los gases, y entonces los efectivos del COAR comenzaron a reprimir con  las mismas piedras que les habían arrojado un rato antes los  manifestantes.

 Grupos de vecinos de los barrios lindantes a la Legislatura, quienes  no participaban activamente de la revuelta sino que miraban atónitos  la represión en la vereda de sus casas, también fueron reprimidos a  garrotazos por la caballería, quien comenzó a perseguir a los  manifestantes hasta las inmediaciones del hipermercado situado sobre  el costado norte de la Ruta 7.

 A la Legislatura Provincial no le quedó un vidrio sano y fue entonces  que el Gobierno decidió enrejar por completo el edificio. Luego de la  pueblada quedaron algunas frases para la historia, como aquella  afirmación del entonces Fiscal de Estado, Estrada Dubor , (conocido  también como el “Lalo Blanco”) quien afirmó desconcertado que “Sin  dudas los que provocaron los disturbios fueron infiltrados traídos de  otras provincias” y cuando le preguntaron el porqué de tamaña  conjetura, el extraviado funcionario -a quien no le entraba la idea de  que los puntanos por sí solos se hubieran rebelado de semejante  manera-  respondió “porque las piedras encontradas dentro del edificio  no se corresponden con las existentes en los alrededores”.
http://sanluis24.com.ar/index.php? option=com_content&view=article&id=49333:acto-y-homenajes-a-14-anos- de-la-pueblada-que-impidio-la-division-de-san- luis&catid=34:catlaciudad&Itemid=54



18 de septiembre- A 14 años de la pueblada que impidió la división de  la ciudad

Empleados municipales se movilizarán a la Legislatura Provincial para  recordar la rebelión popular que impidió la división de la Ciudad. 14  años pasaron de la rebelión popular que liquidó las intenciones de los  hermanos Rodríguez Saá de dividir la Ciudad de San Luis en cuatro  municipios tan solo porque Carlos Ponce había desafiado el mandato del  oficialismo provincial, se había presentado como candidato a la  reelección y había relegado al cuarto lugar a Hugo Marín, candidato  impuesto por los Rodríguez Saá.

A pesar del tiempo transcurrido, los sucesos ocurridos a partir de una  de las represiones más brutales en la historia de San Luis siguen  vivos en la memoria de los puntanos.

Pero la historia empieza mucho antes del 18 de septiembre de 2000,  mejor dicho: ese día se cancela de manera drástica uno de los intentos  autoritarios más nefastos urdidos por los Rodríguez Saá luego de una  derrota electoral. El 24 octubre de 1999 la Alianza UCR-Frepaso ganó  las elecciones generales y depositó como presidente de los argentinos  a Fernando De la Rúa. En San Luis fue reelecto Adolfo Rodríguez Saá,  pero en la Intendencia Municipal de la Ciudad de San Luis, Carlos  Ponce dio un batacazo y derrotó de manera contundente al candidato del  gobierno provincial relegándolo a un indigno cuarto puesto. Carlos  Ponce ganó, segundo fue Raúl  Laborda, tercero Javier Cacace y cuarto  Hugo Marín.

Pero desde antes de las elecciones de octubre, cuando ya los sondeos  de opinión indicaban que Carlos Ponce tenía posibilidades ciertas de  conseguir la reelección, los Rodríguez Saá echaron a rodar un rumor  que pasadas las elecciones y con la derrota confirmada se transformó  en un proyecto de ley. El rumor decía que si Carlos Ponce ganaba,  terminaría siendo el intendente de la Plaza Pringles, porque entonces  los hermanos Rodríguez Saá utilizarían su abrumadora supremacía en la  legislatura para dividir la Ciudad de San Luis en cuatro municipios.

En el mes de abril del año 2000 el proyecto comenzó a circular de  manera solapada y entonces los Rodríguez Saá acuñaron uno de sus  típicos eufemismos y pretendieron que se hablara en los medios de  comunicación de la “creación de cuatro municipios”. Los empleados  municipales, al ver que corría peligro su futuro laboral debido a que  la mayoría estaban marcados como “Poncistas”, de inmediato avisaron  que no tolerarían que los Rodríguez Saá desconocieran el resultado  electoral y que ante el mínimo atisbo de votación del trasnochado  proyecto, saldrían a la calle.

Pasaron cinco meses en que los Rodríguez Saá intentaron de todo para  convencer a los vecinos de San Luis para que aceptaran la división de  la Ciudad, pero todos los intentos fueron vanos. El 13 de septiembre  la Cámara de Senadores votó favorablemente  y los empleados  municipales junto a militantes y vecinos realizaron una asamblea en el  Puente Derivador, deliberación que se extendió hasta las 14 30,  momento en el que una votación decidió que era mejor ir a cortar la  Ruta Nacional 7 a la altura del Desvío a Pescadores.

Dos días duró el corte porque Adolfo Rodríguez Saá exigió al Gobierno  Nacional que le ordenara al Destacamento que la Gendarmería tenía en  calle 25 de mayo casi San Martín que desalojara a los manifestantes de  la ruta pero, como esa orden nunca fue emitida por el Ministerio del  Interior, poco tiempo después el gobernador  le ordenó al entonces  ministro de Gobierno, Héctor Torino, que de inmediato echara a la  Gendarmería de la Provincia.

El Jefe de Policía interino era Alfredo Samper Battini y entonces el  médico forense tuvo que ir a parlamentar a la ruta con los  manifestantes. Hubo varias reuniones pero en todas la determinación de  los manifestantes fue que levantarían el corte solo cuando los  Rodríguez Saá retiraran el proyecto de la Legislatura. Llegó la  madrugada del 16 de septiembre y nuevamente Samper Battini al comando  de un escuadrón del COAR y con una resolución del juez Sabaíni Zapata,  se presentó en la ruta con evidentes intenciones de reprimir. El jefe  de policía interino se reunió con una comisión integrada por el  entonces concejal Sony García, Dardo Pérez, Daniel Pérsico, Julio  Fagés, Miriam Agúndez, Edgar Magallanes, Francisco Rosales, Oscar  Nellar y Daniel Sosa, entre otros.

El acuerdo fue que levantarían el corte de manera pacífica, pero los  manifestantes se movilizarían hacia la municipalidad para discutir  allí los próximos pasos. A las 6 de la mañana la caravana salió desde  el cruce hacia el Barrio 1 de Mayo y desde allí llegó hasta el  edificio de San Martín y Belgrano. Era sábado y el cansancio se  notaba, por lo tanto todos los manifestantes agrupados en la puerta de  la Municipalidad acordaron descansar unas horas y reunirse de nuevo al  día siguiente, o sea: el domingo 17.

La reunión del domingo se realizó con la movilización ya casi decidida  porque eran muy fuertes las versiones que indicaban que en la sesión  del 18 de septiembre el bloque de diputados del oficialismo le daría  la media sanción que al proyecto le faltaba, sin importar las  consecuencias. Lo único que faltaba discutir era desde dónde saldría  la movilización que encabezaría el Intendente Carlos Ponce. La moción  que al final se impuso fue que los manifestantes se reunirían en  cuatro puntos de la Ciudad: Correo Central, Municipalidad de San Luis,  Plaza Independencia y Plazoleta Los Halcones.

Esa madrugada la Estatua de la Libertad del Casino New York amaneció  profusamente salpicada con bombitas de alquitrán y recuerda Daniel  Sosa que “A las nueve de la mañana en la puerta de la Municipalidad  creo que no llegábamos a las 300 personas y a las 10 salimos. Cuando  llegamos a la Plazoleta Los Halcones y subimos a la ruta nos  sorprendió la cantidad de gente que se había sumado  de manera  espontánea porque entonces ya éramos más de 2000 manifestantes. La  primera valla estaba en el puente sobre el Río Seco. La segunda estaba  en la vereda de la Legislatura y la última estaba pegada a la puerta  de entrada de la Legislatura. Recuerdo que uno de los primeros en  desatar las vallas fue Caruso Petrino y luego se fueron sumando otros  hasta que llegamos a la puerta de vidrio”

Las pocas fotos de la época dan cuenta de una presencia heterogénea de  dirigentes políticos: Mauricio Zoppi y Marta Dip de Zoppi, Hugo  Saitúa, Charo Domeniconi, Daniel Achinelli, Martín Tozzeto, Daniel  Lusich, Sony García, Alejandro Quintana, Mirta Carrillo, los miembros  de la comisión directiva del gremio de los Trabajadores Viales.  Militantes como el “Pollo” Devia, Daniel Bustos, Miguel Reyes y Dorita  Adaro. Silvia Niño organizaba la prensa y mantenía informados a los  medios sobre las estrategias de los manifestantes. Dice Daniel Sosa  que se sorprendió al encontrarse entre los manifestantes al conocido  piloto de automovilismo “Feco” Smith, quien marchaba junto al  recientemente fallecido Juan Miguel Bustos. También había docentes  provinciales y  universitarios, además de autoridades de la UNSL.

Cuando los manifestantes desatan y derriban las dos primeras filas de  vallas, llegan hasta la puerta de vidrio Hugo Saitúa y Carlos Ponce,  quienes solicitan a la policía que estaba detrás del blindex una  reunión urgente con los legisladores. La respuesta se demora y de  golpe la presión de la gente revienta la puerta de vidrio y se desata  la represión. Desde adentro del edificio un policía toma una manguera  contra incendios pero los manifestantes se la arrebantan y el chorro  de agua no llega a salir.

Los policías que estaban dentro de la legislatura, a raíz de la rotura  del vidrio, se parapetan amenazantes detrás de las vallas y comienzan  a rociar los ojos de los manifestantes con gas pimienta. Vuelan las  primeras piedras y la policía contesta con gases y balas de goma, pero  corre viento norte y entonces a los represores la nube de gas se les  vuelve en contra. Algunos manifestantes con buena puntería embocan en  los ventanas rotas las bombas de estruendo que van a explotar en los  despachos mismos de los legisladores. Transcurren los minutos y lo que  para la policía era una batalla fácilmente ganable se ha vuelto una  pesadilla porque la mayoría de los policías que minutos antes  amenazaban con armas largas a los manifestantes, ahora vomitan en el  patio trasero de la Legislatura a causa de aspirar los gases de las  granadas policiales.

Rápidamente desaparecen las ambulancias, las cuales se dedican antes  que nada a evacuar policías intoxicados y aturdidos por las bombas de  estruendo. Se sabrá luego que varios diputados oficialistas también  usaron las ambulancias para huir fingiendo ataques de asma y dejando a  los manifestantes heridos a la buena de Dios. Mauricio Zoppi recibió  un escopetazo con balas de goma en la parte posterior de sus piernas,  Nicolás Fazio fue herido en el abdomen por una bala perdida de 9  milímetros  y Rolando Sarmiento, un militante de la Juventud Radical,  recibió el disparo artero de una granada de gas en pleno rostro.

Rolando Sarmiento recibe el disparo en el rostro y cayó desvanecido al  piso, y cuando Francisco Rosales con Saúl Fernández intentaron  socorrerlo, por varios minutos la policía que continuaba disparando a  todo lo que se moviera, les impidió acercarse al muchacho quien yacía  en el piso. Como pasaban los minutos y el cuerpo de Sarmiento no se  movía, y tampoco la ambulancia aparecía por ninguna parte, es que  comenzó a circular la versión de que la represión de los Rodríguez Saá  había matado a un manifestante.

Con la versión saliendo por todas las radios de que en la legislatura  la policía había matado a un muchacho, la afluencia de vecinos se  multiplicó aún más y, así como se acabaron rápidamente las  ambulancias, también a la policía se le acabaron las balas de goma y  los gases, y entonces los efectivos del COAR comenzaron a reprimir con  las mismas piedras que les habían arrojado un rato antes los  manifestantes.

Grupos de vecinos de los barrios lindantes a la Legislatura, quienes  no participaban activamente de la revuelta sino que miraban atónitos  la represión en la vereda de sus casas, también fueron reprimidos a  garrotazos por la caballería, quien comenzó a perseguir a los  manifestantes hasta las inmediaciones del hipermercado situado sobre  el costado norte de la Ruta 7.

A la Legislatura Provincial no le quedó un vidrio sano y fue entonces  que el Gobierno decidió enrejar por completo el edificio. Luego de la  pueblada quedaron algunas frases para la historia, como aquella  afirmación del entonces Fiscal de Estado, Estrada Dubor , (conocido  también como el “Lalo Blanco”) quien afirmó desconcertado que “Sin  dudas los que provocaron los disturbios fueron infiltrados traídos de  otras provincias” y cuando le preguntaron el porqué de tamaña  conjetura, el extraviado funcionario -a quien no le entraba la idea de  que los puntanos por sí solos se hubieran rebelado de semejante  manera-  respondió “porque las piedras encontradas dentro del edificio  no se corresponden con las existentes en los alrededores”.

Pancho Rosales

“Carlos Ponce me dijo muy decidido: a nosotros nos van a sacar de acá  con los pies para adelante”


Francisco Pancho Rosales, entonces Secretario General del Gremio de  Empleados Municipales, recuerda los sucesos que concluyeron en la  pueblada del 18 de septiembre de 2000: “Nosotros no queríamos que se  dividiera la ciudad, por eso nos reunimos con algunos diputados que  nos aseguraban que no iban a votar a favor de eso. Pero apenas salimos  a la calle empezaron a votar para aprobar. Raúl Laborda, por ejemplo,  estaba escondido debajo de la mesa pero votando igual. Eso fue un 13  de septiembre. Decidimos ese mismo día salir a cortar la ruta; salimos  de la Legislatura y me subí a un camión para hablar con los compañeros  y ver la predisposición. Dijeron que sí e inmediatamente agarramos las  máquinas y los camiones municipales y lo hicimos. Vivimos muchas cosas  importantes, a muchos de los compañeros les pegaron, pero nosotros  estábamos defendiendo nuestra fuente de trabajo, nuestra dignidad.  Resistimos allí hasta el 17 que vino la policía a desalojarnos por la  fuerza por decisión de Samper Battini. Fueron con todo el armamento,  por eso decidimos irnos, pero les avisábamos desde los camiones que el  18 de septiembre nos íbamos a encontrar en el Palacio Legislativo  porque la decisión estaba tomada.”

“Si la ciudad era dividida en 4 íbamos a perder nuestra fuente de  trabajo, por eso luchamos. Y no solamente nosotros, porque si bien es  cierto que todos los compañeros acataron las medidas de lucha, miles  de puntanos salieron a las calles a acompañar nuestra lucha y a  respaldarnos. Se volcaron a la Legislatura e impidieron la división.  Es difícil de describir todo lo que vivimos porque en ese lugar  estaban también nuestras familias y cuando empezó la represión sólo  queríamos buscarlos y saber que estaban bien. Mañana realizaremos un  homenaje a los miles de puntanos que nos acompañaron, y especialmente  a los municipales que se jugaron todo. El día de mañana vamos a poder  decirles a nuestros hijos y nuestros nietos que nosotros luchamos para  que la ciudad de San Luis fuera una sola”.

“La figura de Carlos Ponce siempre fue muy importante en todo el  proceso. Él no quería los 4 municipios. Recuerdo algo que me quedó muy  marcado: me dijo muy decidido “A nosotros nos van a sacar de acá con  los pies para adelante”, eso me dio mucha fuerza para seguir. Yo era  el secretario general del gremio, pero estaban todos los compañeros  detrás mío. Gracias a Dios, Carlos Ponce lo entendió y pudimos evitar  lo que se proponían”.

“Con la policía habíamos hablado y nosotros íbamos a manifestarnos  pacíficamente. Ellos nos dijeron que pasáramos, que no había problema;  nos habían puesto vallas y ni bien entraron 3 o 4 los rodearon y los  dejaron detenidos, nos reprimieron inmediatamente y se armó todo el  lío. Los Rodríguez Saá siempre quisieron dividir la ciudad, eso lo  tengo re marcado. Todo lo vivido nos permite hoy decir que hay que  trabajar dignamente para sostenerse y la dignidad no se cambia a  ningún precio”.

Guillermo Ramón Giménez

“La gente se bajaba de los colectivos, los autos, los camiones y los  remises y se unían a nosotros”


“Comenzamos a organizarnos a través de una marcha, éramos muy pocos.  En ese momento yo estaba en el gremio municipal y organizamos las  marchas para todos los miércoles; justo a mitad de la semana para  comunicarle a la gente lo que iba pasando. Marcha tras marcha se fue  incorporando más gente. Antes del 18 ya estábamos muy organizados,  gracias a Dios, con mucha gente que nos acompañaba. Lo más importante  es que nos acompañaba toda la familia municipal, en especial las  mujeres. Todos peleamos para defender nuestra municipalidad”.

“El día 18 salimos desde la Municipalidad y a medida que avanzamos se  unieron personas independientes; luego, un poco más adelante, se  unieron los docentes, y así cada vez más personas. Cuando llegamos a  General Paz y la Ruta era impresionante la cantidad de personas. La  gente se bajaba de los colectivos, los autos, los camiones y los  remises y se unían a nosotros; recuerdo mirar hacia atrás y descubrir  que de un margen a otro de la ruta estaba lleno, la ruta quedó chica”.

“Esto lo hicimos los municipales, y siempre hemos peleado porque somos  una familia; y lo seguimos siendo. Vamos a continuar peleando por la  municipalidad, aunque a algunos les moleste, porque seguimos siendo  una familia. Recuerdo tres señoras que todos los miércoles nos  esperaban para salir a las marchas, con sol, viento, lluvia, ellas  estaban. Eso es algo impresionante que aún hoy recuerdo. A mí me tocó  organizar las marchas, llevar las banderas y alentar con el megáfono  para darle mayor emotividad a nuestro caminar. Lo que hicimos el 18  fue glorioso para todos nosotros los municipales”.
http://www.sanluisnoticia.com.ar/2013/index.php/san-luis/6230-18-de- septiembre-a-14-anos-de-la-pueblada-que-impidio-la-division-de-la- ciudad