Graves acusaciones por una céntrica propiedad de dos ancianas que fallecieron
San Luis (Pelr) 30-10-06.
Las hermanas Pita y Coca Raddi fallecieron a mediados de este año, pero antes de morir revocaron un testamento a favor del presidente del Centro de Jubilados Nacionales, Hugo Ercoreca, para luego destinar la vivienda al geriátrico donde pasaron sus últimos días. El testamento fue revocado mediante una escritura, confeccionada por el escribano Carlos Vergés, hermano del actual intendente que, con el argumento de que se le adeudan 60 mil pesos por los trámites efectuados, en principio habría intentado vender la propiedad a través de la inmobiliaria Kartem, y luego habría trabado embargo sobre la misma.
En el mes de abril de este año el presidente del Centro de Jubilados Nacionales, Hugo Ercoreca, internó en un geriátrico capitalino a las hermanas Genoveva y Natividad Raddi ( más conocidas por sus apodos “Pita” y “Coca”). El tema había sido desarrollado en nuestras páginas, desde la perspectiva de otro de los actores el día 8 de agosto de este año (ver archivo)
La profesora “Pita” Raddi tuvo a su cargo parte de la educación de varias generaciones de sanluiseños, que por cierto la recuerdan con gratitud. Pita y Coca Raddi poseían una añosa vivienda en Rivadavia 416, casi 9 de julio, que a la muerte de ambas despertó el interés de gente que estaría dispuesta a todo con tal de apropiársela.
“Los primeros días de abril Ercoreca fue a verme al geriátrico porque quería internar dos abuelas. Lo primero que le dije es que no había plazas disponibles, tenía lugar pero no muebles. Él me dijo que lo resolvía llevando él las camas respectivas. El segundo problema era que no tenían parientes y para mí ese es otro problema grave, a veces se necesitan pañales, remedios, internaciones y si no hay a quien recurrir, la cosa se nos complica” sostiene Mirtha , la propietaria del geriátrico.
“Ercoreca asumió la responsabilidad de la internación de las ancianas y pagó diez días, por cierto: con dinero que les pidió a las abuelas. Ambas abuelas llegaron al hogar bastante enfermas, mal alimentadas, ellas habían estado solas hasta entonces. Coca tenía 88 años y Pita 92” , continúa Mirtha, que prefiere mantener su identidad en reserva porque “a la muerte de las abuelas pasaron cosas raras, por ejemplo un día a la salida del cementerio nos tiraron un remis encima y ahora me amenazan con clausurar el hogar, esta gente ha dañado la imagen del hogar y me han perjudicado mucho”.
Pasados los diez primeros días de internación de las ancianas, llamó por teléfono al geriátrico una sobrina de las mismas. Domiciliada en la localidad de Chivilcoy, la sobrina sostuvo que visto las jubilaciones que ambas ancianas percibían, estaba bien que la internación se la pagaran ellas con sus ingresos. Luego reclamaría judicialmente la propiedad de Rivadavia 416.
“Ercoreca desapareció. Nunca más se ocupó de ellas. Dice que yo no lo dejé entrar, eso es mentira, las dejó y nunca más fue”, sostiene Mirtha.
“Un día Pita me dijo que no quería que las ratas se quedaran con la casa, en esos días había vuelto a llamar la sobrina, incluso ahí le dijo a Pita que mandaría un escribano para que ultimara los detalles de los papeles. Pita ahí me cuenta de que había un testamento a favor de Ercoreca. Cuando vino la escribana de Buenos Aires se tuvo que volver con las manos vacías porque Pita estaba enojada con la sobrina, porque nunca había venido y ni se había ocupado de ellas”, señala la propietaria del geriátrico.
“Pita decide revocarle el testamento a Ercoreca a través del escribano Carlos Vergés. Lo elige a Vergés porque había sido su alumno y se conservaban mucho afecto. Coca ya había fallecido y era necesario un juicio sucesorio. Pita pide un poder a favor mío porque yo la acompañaba a cobrar la jubilación en la caja 5 del Banex, el cajero es testigo. Ercoreca había funcionado como apoderado mediante un poder que fue revocado por Vergés. Vergés jamás me entregó ningún documento y hubo que enviarle carta documento para que nos entregara la documentación. Un día nos enteramos de que la casa de Rivadavia 416 ha sido puesta en venta por la inmobiliaria Kartem, por pedido de Vergés. Luego de la muerte de Pita Raddi el escribano Vergés traba embargo sobre la propiedad por 60 mil pesos porque sostiene que eso valen los trámites realizados por él”.
Vamos juntosMirtha asegura que al velatorio de ambas ancianas, que fallecieron con dos meses de diferencia, no fue nadie “están los empleados de la empresa Los Alamos de testigo de que toda esta gente ni apareció entonces” sostiene. “Una noche, hacía unos días que había muerto Pita Raddi, fue una persona que no se identificó y pretendió comprar la historia clínica de las ancianas. Ofreció 500 pesos, mi empleada me llamó de inmediato y cuando llegué al hogar el interesado se esfumó”.
La sobrina de las hermanas Raddi inició una demanda por nulidad del testamento a favor del geriátrico, que está radicada en el juzgado a cargo de la doctora Silvia Cangiano, que mandó a secuestrar la historia clínica para iniciar el trámite.
Carlos Vergés es hermano Alfonso Vergés, actual intendente capitalino, y Juan Carlos Velazco, actual secretario de gobierno municipal, es uno de los socios de la inmobiliaria Kartem, la que habría intentado vender la propiedad por aparente mandato del escribano Vergés, según el relato de la mujer. Además depende de Velazco el cuerpo único de inspectores municipales que son quienes controlan las habilitaciones municipales. “En diciembre estaba todo re bien en el geriátrico, me renovaron la habilitación sin ningún problema, pero después de que Vergés llevó a cabo los tramites pedidos por Pita Raddi, todo pasó a estar mal. En agosto repentinamente me cayó una inspección que encontró fallas por todos lados. Pusieron en el acta que las puertas abren hacia adentro y es mentira abren hacia afuera! Siempre abrieron hacia afuera. Encontraron en un depósito una caja con elementos de manualidades que los abuelos usan como entretenimiento, había ahí yerba mate, polenta, máiz y otras cosas por el estilo, en el acta pusieron que eran alimentos en mal estado. Me piden ahora un depósito de cadáveres, que acá ningún otro geriátrico tiene y me exigen que contrate seguridad privada, y si no cumplo, me dijeron que no me habilitan de nuevo. Es más Carlos Vergés me hizo llegar un mensaje de que ya tiene listo el champagne para brindar cuando su hermano el intendente me mande la clausura”, concluye Mirtha.
Informe: Gustavo Herediaflac0heredia@yahoo.com.ar
En el mes de abril de este año el presidente del Centro de Jubilados Nacionales, Hugo Ercoreca, internó en un geriátrico capitalino a las hermanas Genoveva y Natividad Raddi ( más conocidas por sus apodos “Pita” y “Coca”). El tema había sido desarrollado en nuestras páginas, desde la perspectiva de otro de los actores el día 8 de agosto de este año (ver archivo)
La profesora “Pita” Raddi tuvo a su cargo parte de la educación de varias generaciones de sanluiseños, que por cierto la recuerdan con gratitud. Pita y Coca Raddi poseían una añosa vivienda en Rivadavia 416, casi 9 de julio, que a la muerte de ambas despertó el interés de gente que estaría dispuesta a todo con tal de apropiársela.
“Los primeros días de abril Ercoreca fue a verme al geriátrico porque quería internar dos abuelas. Lo primero que le dije es que no había plazas disponibles, tenía lugar pero no muebles. Él me dijo que lo resolvía llevando él las camas respectivas. El segundo problema era que no tenían parientes y para mí ese es otro problema grave, a veces se necesitan pañales, remedios, internaciones y si no hay a quien recurrir, la cosa se nos complica” sostiene Mirtha , la propietaria del geriátrico.
“Ercoreca asumió la responsabilidad de la internación de las ancianas y pagó diez días, por cierto: con dinero que les pidió a las abuelas. Ambas abuelas llegaron al hogar bastante enfermas, mal alimentadas, ellas habían estado solas hasta entonces. Coca tenía 88 años y Pita 92” , continúa Mirtha, que prefiere mantener su identidad en reserva porque “a la muerte de las abuelas pasaron cosas raras, por ejemplo un día a la salida del cementerio nos tiraron un remis encima y ahora me amenazan con clausurar el hogar, esta gente ha dañado la imagen del hogar y me han perjudicado mucho”.
Pasados los diez primeros días de internación de las ancianas, llamó por teléfono al geriátrico una sobrina de las mismas. Domiciliada en la localidad de Chivilcoy, la sobrina sostuvo que visto las jubilaciones que ambas ancianas percibían, estaba bien que la internación se la pagaran ellas con sus ingresos. Luego reclamaría judicialmente la propiedad de Rivadavia 416.
“Ercoreca desapareció. Nunca más se ocupó de ellas. Dice que yo no lo dejé entrar, eso es mentira, las dejó y nunca más fue”, sostiene Mirtha.
“Un día Pita me dijo que no quería que las ratas se quedaran con la casa, en esos días había vuelto a llamar la sobrina, incluso ahí le dijo a Pita que mandaría un escribano para que ultimara los detalles de los papeles. Pita ahí me cuenta de que había un testamento a favor de Ercoreca. Cuando vino la escribana de Buenos Aires se tuvo que volver con las manos vacías porque Pita estaba enojada con la sobrina, porque nunca había venido y ni se había ocupado de ellas”, señala la propietaria del geriátrico.
“Pita decide revocarle el testamento a Ercoreca a través del escribano Carlos Vergés. Lo elige a Vergés porque había sido su alumno y se conservaban mucho afecto. Coca ya había fallecido y era necesario un juicio sucesorio. Pita pide un poder a favor mío porque yo la acompañaba a cobrar la jubilación en la caja 5 del Banex, el cajero es testigo. Ercoreca había funcionado como apoderado mediante un poder que fue revocado por Vergés. Vergés jamás me entregó ningún documento y hubo que enviarle carta documento para que nos entregara la documentación. Un día nos enteramos de que la casa de Rivadavia 416 ha sido puesta en venta por la inmobiliaria Kartem, por pedido de Vergés. Luego de la muerte de Pita Raddi el escribano Vergés traba embargo sobre la propiedad por 60 mil pesos porque sostiene que eso valen los trámites realizados por él”.
Vamos juntosMirtha asegura que al velatorio de ambas ancianas, que fallecieron con dos meses de diferencia, no fue nadie “están los empleados de la empresa Los Alamos de testigo de que toda esta gente ni apareció entonces” sostiene. “Una noche, hacía unos días que había muerto Pita Raddi, fue una persona que no se identificó y pretendió comprar la historia clínica de las ancianas. Ofreció 500 pesos, mi empleada me llamó de inmediato y cuando llegué al hogar el interesado se esfumó”.
La sobrina de las hermanas Raddi inició una demanda por nulidad del testamento a favor del geriátrico, que está radicada en el juzgado a cargo de la doctora Silvia Cangiano, que mandó a secuestrar la historia clínica para iniciar el trámite.
Carlos Vergés es hermano Alfonso Vergés, actual intendente capitalino, y Juan Carlos Velazco, actual secretario de gobierno municipal, es uno de los socios de la inmobiliaria Kartem, la que habría intentado vender la propiedad por aparente mandato del escribano Vergés, según el relato de la mujer. Además depende de Velazco el cuerpo único de inspectores municipales que son quienes controlan las habilitaciones municipales. “En diciembre estaba todo re bien en el geriátrico, me renovaron la habilitación sin ningún problema, pero después de que Vergés llevó a cabo los tramites pedidos por Pita Raddi, todo pasó a estar mal. En agosto repentinamente me cayó una inspección que encontró fallas por todos lados. Pusieron en el acta que las puertas abren hacia adentro y es mentira abren hacia afuera! Siempre abrieron hacia afuera. Encontraron en un depósito una caja con elementos de manualidades que los abuelos usan como entretenimiento, había ahí yerba mate, polenta, máiz y otras cosas por el estilo, en el acta pusieron que eran alimentos en mal estado. Me piden ahora un depósito de cadáveres, que acá ningún otro geriátrico tiene y me exigen que contrate seguridad privada, y si no cumplo, me dijeron que no me habilitan de nuevo. Es más Carlos Vergés me hizo llegar un mensaje de que ya tiene listo el champagne para brindar cuando su hermano el intendente me mande la clausura”, concluye Mirtha.
Informe: Gustavo Herediaflac0heredia@yahoo.com.ar